Agnus Dei
En el cristianismo, Agnus Dei (traducido del latín, Cordero de Dios) se refiere a Jesucristo como víctima ofrecida en sacrificio por los pecados de los hombres, a semejanza del cordero que era sacrificado y consumido por los judíos durante la conmemoración anual de la Pascua. Este título le fue aplicado por el profeta san Juan Bautista durante el episodio del bautismo de Jesús en el río Jordán, según se relata en los evangelios, con la exclamación: “he aquí el Cordero de Dios”.
El Agnus Dei aparece portando sobre una de sus patas o encima de su lomo una cruz como símbolo de la resurrección.
Origen
El cordero es uno de los símbolos cristológicos más habituales. En el arte paleocristiano, mientras que la cruz se consideró un símbolo deshonroso, el cordero aparece fundamentalmente como símbolo del martirio y la muerte de Cristo, aunque en ocasiones representa también a los fieles cristianos que rodean la figura del Buen Pastor.
La identificación de Cristo con el cordero tiene su origen en varios textos bíblicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
En el Antiguo Testamento se instaura la fiesta de la pascua recordando el sacrificio del cordero que salvó las casas de los judíos y a sus primogénitos señalando con sangre del animal los dinteles de las puertas en la última plaga de Egipto, o el cordero que ofreció Abraham guiado por la mano del ángel tras ofrecer a su hijo Isaac.